Mariachis En Iztacalco Cdmx

Una vez me contó mi abuelo que, cuando era joven, trabajaba en el mercado de frutas de Iztacalco.

Pasaba las mañanas entre montones de mangos, plátanos y naranjas, y aunque todos lo respetaban por su fuerza era una persona muy penosa. Casi no hablaba

Sin embargo no era un viejo decrépito, la verdad es que se veía bastante fuerte; le decían “El Gigante” porque movía troncos como si fueran cañas.

 Pero cuando se trataba de expresar sus sentimientos, uuuy ahí si valia queso

Todo cambió un día en que llegó una mujer al puesto, una morenita sexy. Mi abuelo dice que la veía todos los jueves, cuando ella pasaba por sus frutas. Siempre le llevaba las mejores piezas, pero apenas le decía nada, con ese nudo en la garganta que le impedía hablar. Ay ese abuelo!.

El tiempo pasó, y mi abuelo se lamentaba de su cobardía. Pensaba en lo sencillo que era levantar troncos y en lo difícil que se le hacía decirle algo bonito a esa mujer. Así que un jueves decidió hacer algo diferente. Esa mañana, antes de que ella llegara, habló con unos amigos que tocaban mariachi en el barrio, unos buenos mariachis en Iztacalco.